Datos del Libro:
Autor: Miguel F. Casares.
Edición de autor.
Año: 1965.
Ejemplar de la Biblioteca D. F. Sarmiento de Cañuelas.
Dedicado al Dr. Lizardo Cáceres (presidente de la institución).
Reseña:
En este libro, el ingeniero agrónomo Miguel F. Casares muestra, en recorrido histórico, el contraste existente entre las propiedades pastoriles anteriores y la empresa láctea que en 1889 iniciara Vicente L. Casares, de manera de quedar expuesto todo el proceso de industrialización y la importancia de la empresa La Martona que producía desde Cañuelas. Párrafos seleccionados:
“Don Vicente L. Casares, creador y organizador de La Martona, que en sus viajes a Europa y los Estados Unidos, desde 1876 hasta 1880, había estudiado los caracteres y sistemas de la explotación lechera, en su producción y en sus variadas industrias, abrigaba la convicción de que mientras no se pudiera tener separados y clasificados los animales por edades, sexos y calidades zootécnicas, no sería viable la explotación tambera. Estaba convencido, asimismo, de que el solo esfuerzo personal no sería suficiente para sustentar el funcionamiento de una fábrica o lechería, sino que era indispensable promover un despertar colectivo regional en favor de la explotación de vacas lecheras. Fue por esa razón que en 1885 estableció una pequeña quesería experimental en los viejos y espaciosos edificios que constituían el casco de la estancia “La Pastoril” de los Martínez de Hoz; propiedad que había sido explotada por los abuelos y tíos del Señor Casares y que a la sazón era de su pertenencia. Esa quesería, bajo la dirección empírica de un excelente quesero francés, se abastecía de leche de tres tambos propios y de la poca que podía adquirirse de algunos tamberos del vecindario, en Cañuelas. Sus resultados industriales fueron buenos, mas la colocación comercial de sus elaboraciones sufría dificultades casi insalvables. Los quesos afinados, especialidad del quesero, duraban pocos días en los almacenes por falta de heladeras y de cuidados adecuados. Esa circunstancia vino a demostrar que en la explotación de un negocio de lechería, la compra de la materia prima y la venta de los productos elaborados, tenía tanta importancia, sino mayor que la industria en sí, para el desenvolvimiento económico de la empresa lechera” (Página 27).
“En el año 1902, después de una serie de experiencias fabriles partiendo de recetas caseras de origen colonial, La Martona llega a industrializar el dulce de leche. La industrialización de este postre nacional fue iniciada en instalaciones para fabricación de leche condensada, pero máquinas posteriormente ingeniadas cambiaron los procesos de elaboración. En la actualidad el dulce de leche es una industria argentina, con 166 fábricas registradas en la Dirección Nacional de Lechería de relativa importancia, no sólo por el consumo (78,5 toneladas diarias), sino también por el número de persona que sus fábricas y su comercio emplean” (Página 161).